Un dispositivo magnético podría aliviar la acidez crónica

Un dispositivo magnético implantado podría ofrecer una nueva opción de tratamiento a las personas con acidez crónica que no se controla con medicamentos, sugiere un pequeño estudio.

El estudio, que aparece en la edición del 21 de febrero de la revista New England Journal of Medicine, evaluó un método más reciente para aliviar los casos persistentes de enfermedad del reflujo gastroesofágico (ERGE), una de las afecciones de salud más comúnmente diagnosticadas en Estados Unidos.

La ERGE surge cuando el anillo de músculo entre el esófago y el estómago no se cierra adecuadamente, permitiendo que los ácidos estomacales se devuelvan al esófago. El síntoma principal es una acidez crónica.

Para las personas que tienen acidez frecuente, más de dos veces por semana, los medicamentos indicados son los llamados inhibidores de la bomba de protones, como Prilosec, Prevacid y Nexium. Pero los estudios estiman que hasta el 40 por ciento de las personas que toman esos fármacos no obtienen suficiente alivio.

El nuevo estudio incluyó a cien pacientes de ERGE con esas características. Todos recibieron un implante (un dispositivo parecido a una pulsera, compuesto de cuentas magnéticas) que rodea la porción de músculo en que el esófago se une al estómago. La finalidad es “aumentar” el músculo y prevenir el reflujo del ácido estomacal.

Después de tres años, los investigadores hallaron que en el 64 por ciento de los pacientes el reflujo ácido se había reducido al menos a la mitad. Y el 87 por ciento habían podido abandonar los inhibidores de la bomba de protones por completo.

“Eso es muchísimo”, aseguró sobre la reducción en los medicamentos el investigador líder, el Dr. Robert Ganz.

Se estima que los estadounidenses gastan 14 mil millones de dólares al año en inhibidores de la bomba de protones recetados. Debido a los costos y a los efectos secundarios potenciales, a muchas personas les gustaría dejar de tomar los fármacos, señaló Ganz, profesor asociado de la Universidad de Minnesota, en Minneapolis.

Citó el adelgazamiento de los huesos como un efecto secundario potencial a largo plazo. “Muchas mujeres no desean tomar inhibidores de la bomba de protones por ese motivo en particular”, señaló Ganz.

El dispositivo estudiado por su equipo ya está aprobado en EE. UU., y es comercializado como el Sistema de Gestión de Reflujo LINX por Torax Medical Inc., que también financió el estudio.

Ganz dijo que podía ver el dispositivo como una opción para “cierta fracción” de los 20 a 30 millones de estadounidenses que toman medicamentos a diario para los síntomas de ERGE.

Por supuesto, hay formas menos extremas de manejar la acidez. Los cambios en la dieta y perder peso con frecuencia ayudan, y si la acidez es más leve, los antiácidos de venta libres o unos medicamentos conocidos como bloqueadores H2 (con marcas como Zantac y Tagamet) podrían ser suficientes.

Los inhibidores de la bomba de protones, que bloquean la producción del ácido, con frecuencia se recomiendan a las personas que sufren de una acidez más frecuente. Si eso no funciona, generalmente la cirugía se considera como la última opción.

Tradicionalmente, esto ha conllevado un procedimiento de unos 50 años de antigüedad conocido como fundoplicatura de Nissen, en que la parte superior del estomago se arruga o plica alrededor del extremo inferior del esófago.

Si lo realiza un cirujano experimentado, el procedimiento es en realidad muy efectivo, aseguró el Dr. F. Paul Buckley III, director de cirugía general del Centro de Acidez y Reflujo Ácido de la Clínica Scott and White en Round Rock, Texas.

Pero el problema es que la cirugía crea un anillo rígido alrededor del esófago, explicó Buckley, quien no participó en el nuevo estudio. Eso con frecuencia deja al paciente con dificultades para tragar o con otras funciones corporales naturales, como eructar y vomitar.

Buckley señaló que el dispositivo LINX está diseñado para ser “dinámico”, expandiéndose cuando la comida pasa, y contrayéndose rápidamente una vez más para prevenir el reflujo.

“Creo que esto tendrá un efecto significativo sobre la forma en que tratamos la ERGE”, planteó Buckley.

Sin embargo, el dispositivo no está libre de problemas. Dos tercios de los pacientes del estudio tenían dificultades para tragar al principio, aunque esto se redujo al once por ciento tras un año, y al cuatro por ciento tras tres años.

Seis pacientes sufrieron efectos secundarios más graves, entre ellos cuatro a quienes se tuvo que extirpar el dispositivo, mayormente por problemas sustanciales para tragar. Se extirpó el dispositivo de otros dos pacientes para la “gestión de la enfermedad”, según el estudio.

“El dispositivo parece ser una alternativa razonable y bastante efectiva”, dijo el Dr. Sigurbjorn Birgisson, gastroenterólogo y director del Centro de Trastornos de la Deglución y Esofágicos de la Clínica Cleveland.

Quizás sea una opción para las personas que no obtienen alivio con los medicamentos, o que no pueden cumplir con un tratamiento farmacológico a largo plazo debido a los efectos secundarios o al costo, según Birgisson, quien no participó en el estudio.

Pero añadió que debe haber estudios adicionales que comparen el dispositivo con las terapias existentes y que observen los efectos a largo plazo.

Ganz se mostró de acuerdo. Los riesgos a largo plazo son una cuestión. Hasta ahora, apuntó Ganz, ninguno de los pacientes del estudio ha experimentado una erosión del dispositivo o una “migración” desde la ubicación planeada. Pero solo se les ha dado seguimiento durante unos cuantos años.

Por su parte, Buckley anotó que en el mundo de la ERGE hay una larga historia de fracasos de dispositivos. Un ejemplo es la prótesis de Angelchik, un implante de silicona con forma de dona que se desarrolló en los 70, que se envolvía alrededor de la unión entre el esófago y el estómago. Al principio parecía funcionar bien, pero luego los médicos hallaron unas tasas altas de complicaciones a largo plazo. Muchas personas tenían problemas persistentes al tragar, y en algunos casos el dispositivo se erosionó o se salió de lugar.

El dispositivo LINX está diseñado de forma muy distinta, pero todavía nadie sabe cómo le irá a largo plazo.

El costo estimado del dispositivo no estaba disponible en el momento de la publicación. Actualmente, el procedimiento no está disponible en la mayoría de los hospitales. Ahora mismo, apuntó Buckley, solo ciertos centros médicos de EE. UU. lo ofrecen.
 

 

Robert Ganz, M.D., associate professor, medicine, University of Minnesota, Minneapolis; Sigurbjorn Birgisson, M.D., director, Center for Swallowing and Esophageal Disorders, Cleveland Clinic, Ohio; F. Paul Buckley III, M.D., director, general surgery, Heartburn and Acid Reflux Center, Scott and White Clinic, Round Rock, Texas; Feb. 21, 2013, New England Journal of Medicine

02/25/2013 Clinica Medica, Gastroenterología, Noticias Medicas
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One Comment
  1. Muy interesante, es impactante la cantidad de personas que sufre de reflujo o acidez y algunas no se controlan totalmente con cambios en la alimentación y podrían optar por este dispositivo, también sería útil porque algunas veces el malestar en el esófago tiende a confundirse con síntomas de infarto,

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